¡Hola, amiga!
¿No te has dado cuenta de cómo la alimentación se ha vuelto un verdadero enredo? Un día es “esto es lo mejor” y al siguiente ya es “no, eso es lo peor”. ¡Es un ciclo que no para!
Recuerdo cuando todas estábamos obsesionadas con las dietas de Marilyn Monroe, donde solo comías pastas. Luego llegó la dieta keto, y no sé si te acuerdas del ayuno intermitente. Te sientes bien un momento, y al siguiente te das cuenta de que no. Es como un juego de vaivén que nos deja confusas.
A mí me ha pasado un montón con la comida. Un día te dicen que la tocineta es el enemigo número uno, y al siguiente, ¡sorpresa! La tocineta es lo mejor del mundo. Me costó un buen tiempo entender qué debía comer y qué no.
Ahora, me enfoco en lo que realmente me nutre y en cómo puedo mantener mi pH equilibrado, evitando que mi cuerpo se vuelva muy ácido o muy alcalino. Y si ya te estás sintiendo confundida, espera, ¡que esto se pone más interesante!
Buscando el Balance en la Alimentación
La verdad es que muchos de nuestros cuerpos son bastante ácidos. Y la mayoría de lo que comemos solo añade más acidez. Y no me refiero a esa acidez que sientes con un chorrito de limón, hablo de un nivel global.
Te cuento que algunos de los grandes culpables son las carnes, el café, la Coca-Cola, el alcohol y esas grasas que nos encantan. Todo lo rico y delicioso suele traer un extra de acidez.
Por otro lado, hay alimentos que ayudan a que nuestro cuerpo se vuelva más alcalino. Piensa en vegetales, legumbres, frutas, y el agua ionizada, que es un truquito buenísimo para alcalinizar tu cuerpo (es agua cargada de minerales que hace maravillas).
Yo trato de medirme y buscar ese balance. Porque, como todo en la vida, los extremos son malos. Por ejemplo, al cáncer le encanta vivir en un ambiente ácido; es como su hogar. Pero cuando hacemos que nuestro cuerpo sea un poco más alcalino, ¡eso lo incomoda y le cuesta más sobrevivir!
Así que la idea es quedarnos en ese punto medio, donde nos sintamos cómodas y llenas de energía. Esto nos ayudará a vivir de forma más saludable.
Ojo, no te estoy diciendo que dejes de comer algo en particular. La clave está en encontrar un balance. Es mucho más fácil caer en la trampa de lo ácido que de lo alcalino, y ahí es donde empezamos a sentirnos fatigadas y sin energía. No es fácil, pero vale la pena esforzarse por lograr ese equilibrio.
Y si pensabas que ya estabas confundida, ¡prepárate! Esto es solo un consejo más, una info que espero te ayude. ¡Así que vamos a seguir aprendiendo juntas!
