Este artículo es para todas las chicas que quieran desarrollar confianza en sí mismas, para todas aquellas que piensan que todo lo hacen mal o que las demás personas hacen las cosas mejor que ellas.
Entonces, primero te voy a explicar de dónde viene. ¿Por qué carajos somos así?
Síndrome del impostor
Afecta más a mujeres que a hombres y es la incapacidad de reconocer tus propios logros, lo que hacés bien y, en su lugar, adjudicás los logros a otras cosas.
- A la suerte: “es que hice tal cosa súper bien, pero fue una chiripa, tuve tanta suerte”.
- Al timing: “si yo lo hubiera hecho un poquito antes o un poquito después, no me sale igual, fue que todo se alineó.
- A los contactos: “ si tal persona no me hubiera ayudado, yo no lo logro. Por dicha conocí a tal persona que hizo que esto fuera posible”.
Esto le sucede muchísimo a mujeres exitosas, que creen que todo lo que han alcanzado no fue por mérito propio y que por eso no va durar. Es un trastorno psicológico.
El techo de vidrio
Las mujeres tenemos un techito de vidrio imaginario que nos hace mantenernos debajo. Nos hace creer que tenemos un tope y sentimos que no podemos crecer; entonces no buscamos altos puestos, no nos defendemos, no levantamos la voz. Creamos un techo de vidrio que no existe, del cual no podemos pasar.
El uso de los disfraces: el miedo
El miedo es bien cabrón. Yo le digo usar disfraz, porque el miedo tiende a disfrazarse. Se disfraza del “no quiero”, “no me gusta”, “no debo” o el peor de todos el “no puedo”.
Lo peor de todo es que dicen “no puedo” sin ni siquiera haberlo intentado. Cuando nosotras reconocemos que lo que realmente sentimos es miedo, es muchísimo más fácil quitarle el disfraz a ese cabrón y tomar acciones al respecto.
Ahora que ya conocemos las razones ¿qué vamos a hacer? Les comparto algunas herramientas:
Ejercicios para la autoconfianza:
Credibilidad: debemos trabajar la parte de la credibilidad tanto para vos misma como para los demás.
Por ejemplo, me da terror hablar en público, siento que me muero y que me desmayo. Entonces busco información y me capacito acerca de cómo hablar en público. Busco la técnica de cómo se mueven las manos, cómo se modula la voz, cuáles son las posturas que hay que tomar, qué es lo que no hay que hacer, etc.
Empezás a informarte y automáticamente empezás a agarrar un poco más de confianza porque eliminás o reducís la incertidumbre. No solo te brinda credibilidad ante otras personas sino que para vos misma digás: “ok, suave un toque, yo ya vi cómo era esto”.
Práctica: como quiero hablar en público, empiezo a grabarme y veo los videos en el teléfono y digo: ”ok, tengo que corregir esta postura, aquí estoy moviendo demasiado el pelo, entonces estoy distrayendo a la gente. Acá estoy hablando demasiado alto; acá estoy hablando demasiado bajo entonces la gente no me escucha”.
Vas practicando: prueba y error, prueba y error; de tal forma que el día que te toque pararte a hablar en público ya cometiste todos los errores, ya sabes las cosas que pueden pasar y sobre todo, ya podés tener una acción y una respuesta a eso. Que no te pase que te quedás tiesa.
Quitá el disfraz: si tenés miedo, lo hacés con miedo. Si tenés pereza, lo hacés con pereza. Si no debés, lo hacés aunque no debás y si no querés, lo hacés aunque no querás.
Pero le decimos a esta cabecita que tiene que hacerlo. Vencemos al miedo y por lo menos lo intentamos. ¿Cómo sé si algo me gusta o no me gusta si ni siquiera lo he probado? Responder “NO” de forma automática dejó de ser una opción.
Filtros: hay que ponerle un filtro a las personas.
¿De quién absorbo información? ¿Quién me dice a mí las cosas? ¿Esa persona quién es? ¿O simplemente acepto que cualquier patas vueltas me diga a mí qué tengo que hacer o cómo debo vivir mi vida?
Normalmente las personas que te atacan y te critican no saben hacer las cosas, por eso tienen el tiempo para andar criticando. Una persona exitosa lo que hace es ayudarte, entonces distingo: ¿es crítica o es consejo?
Grabate esto: no podemos asumir que todo lo que nos dicen es santa palabra, es nuestro deber buscar y razonar si es así o no.
Reconocé tus logros: cuando algo te salga bien vas a dejar de adjudicarlo a los demás y vas a decir: “yo lo hice, lo logré” y lo vas a celebrar aunque sean cosas chiquititas.
Te pusiste la meta de caminar 20 min a la semana y caminaste 5, por lo menos saliste a caminar, por lo menos te pusiste las tenis.
Por último, está la disciplina al niño malcriado, pero esta te la voy a contar en el próximo artículo. Mientras tanto tenés tarea, empezá a trabajar en la autoconfianza.
Hasta la próxima, un beso.
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