Absolutamente todas las mujeres tenemos complejo de algo, tenemos inseguridad de alguna parte de nuestro cuerpo o de alguna parte de nuestra personalidad.
Incluso la más linda, la más “Miss”; cualquier mujer, cualquier hombre, cualquier persona tiene algún complejo. Lo que pasa es que tendemos a concentrarnos en las partes que creemos son “feas”: que la panza tan grande, que las estrias, que los brazos de michelin, las nalgas que me andan por todo lado, las bubis caídas, el pelo con frizz….
Algo, siempre hay algo.
El problema con esto es que al estar hablándole a nuestro cuerpo de forma dolorosa o incluso agresiva y al estarlo repitiendo frente al espejo, le estamos diciendo a nuestro cuerpo que no lo queremos. Lo estamos rechazando y él como respuesta al rechazo se puede enfermar.
Entonces quiero compartirte una técnica para que nuestro cuerpo no se resienta y no se enferme.
Cambiá el chip: menos odio y más amor
Por ejemplo, digamos que yo tengo un complejo con los pies y por más que me los pinte y los arregle, no hay forma. ¡Los juanetes chocan con las paredes! ¡Terrible! Está bien, no me gustan los pies, pero de fijo tengo algo bonito, como el pelo.
Ok, tengo pies feos pero pelo bonito.
Si sos de las personas que no tiene capacidad de encontrar algo bonito en vos, que del todo pensás que no tenés nada lindo, quiero que hagás el ejercicio de preguntarle a cinco personas cercanas qué es lo que más les gusta de vos y ahí te vas a dar cuenta qué es lo que tenés bonito.
Y, por favor, no vayás a contradecir a la persona. Simplemente escuchá.
Diay sí, mis juanetes pueden pegar contra las paredes, pero yo les hablo y les digo: “ok piecitos, no los voy a engañar. Definitivamente no son los piecitos más lindos que existen en el mundo, pero me tienen de pie, me llevan a todas partes, están saludables y completos”.
¿Qué pasaría si te faltara un pie o un dedo? ¿Cómo te sentirías? ¿Cómo sería tu vida?
Les vas a agradecer: “gracias por ponerme de pie, gracias por llevarme a todo lado, gracias por caminar conmigo siempre, gracias por el papel y la función que ustedes cumplen”. Recalco lo bueno y acepto lo malo.
Ay de que te vea diciendo: “Cata, voy a hacer el ejercicio con absolutamente todas las partes de mi cuerpo”, porque te asesino.
Vamos a hacerlo un día a la vez, una cosa a la vez, poquito a poco y vas a ver que cuando te das cuenta es automático y el agradecer las cosas buenas hace que las cosas que no te gustaban te disgusten menos.
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