Cuando te ves al espejo es fácil empezar a ver lo que te gustaría cambiar y empezás a pensar que podrías estar más fit. Imaginás cómo sería si tuvieras la pancita más plana o uff, si tus nalgas fueran puro músculo, bien paradas. Eso lo podés trabajar con unas series de abdominales y sentadillas. 

Te preocupás por la parte física, pero ¿te has puesto a pensar si estás ejercitando tu músculo del alma, del espíritu y la mente? 

Mucha práctica y muchas espinacas

Andás caminando por la calle y te encontrás a Popeye con esos musculotes grandísimos, de impacto. Popeye antes era flaquillo y hecho leña, así como uno, pero decidió levantar pesas todos los días. Si le preguntás, seguro te dice que al inicio hacía repeticiones y nada, pero eso sumado a unas buenas vitaminas y mucha espinaca, echó músculo. 

¿Cuál es el secreto de Popeye? Todos los días practicaba. 

Te voy a explicar qué pasaría si ejercitamos el resto de tus músculos, por ejemplo: 

Músculo mental: es tremendo porque es la persona que nos está hablando todo el santo día al oído. 

Es muy importante aprender a identificar los pensamientos, cuántos son malos, derrotistas y pesimistas. Y no solo es darse cuenta, también hay que empezar a desarrollar el músculo para un cambio de pensamiento: “bueno, la verdad  la vida no es tan mala, a fin de cuentas tengo trabajo. Tengo pancita, pero estoy saludable y me siento bien”. 

Empezás a trabajar en el músculo mental, en enfocarte en los buenos pensamientos, en crearlos y en nutrirte con cosas que te hagan bien y no que te hagan sentir mal. Si querés sentirte positiva, tenés que alimentar el músculo y practicar, es algo que podés aprender. 

Músculo espiritual: es la comunicación que tenés con tu interior. No te estoy hablando de religión o de algún dios en particular. No es una iglesia, no son religiones; es simplemente esa persona con que vos te conectás. Podés llamarlo Dios, Universo o vos misma. Hacelo a través de la meditación y alimentá ese músculo espiritual. 

Suena raro, pero tenés que conectar para desconectar. Es ese lugar donde estás sola, donde tenés una conversación con tu Creador, con vos misma, donde se oxigena tu cuerpo, donde respirás, soltás y te permitís ser. 

Músculo del alma: este es super importante y poca gente lo tiene presente, es el músculo que se desarrolla cuando ayudás a otras personas, es el músculo del agradecimiento, pero el agradecimiento más allá de las palabras. 

El agradecimiento en las palabras es el músculo mental,el del alma se desarrolla a través de las acciones; haciendo cosas por los demás sin esperar nada a cambio. No recibís beneficio alguno, pero es esa expresión pura y sincera del amor. 

Son esas cositas pequeñas como abrirle la puerta a alguien o regalarle un almuercito al que lo necesita. Es hacer aquello que te nace del corazón. 

Entonces ¿qué te parece si de ahora en adelante ejercitamos no solo el músculo físico, sino también el mental, el espiritual y el del alma?