¿Cuántas veces te ha pasado esto? 

Volvés a ver a una chica y decís “ay yo quiero tener esa seguridad”, “yo quiero ese cabello lindo y brillante. ¡Qué montón de pelo!”

La volvés a ver y decís: “es que yo con ese cuerpo sí me pondría el vestido o aquel bikini en la playa. Yo con ese cuerpo solo con aretes andaría”. “Es que con esa personalidad de ella todo es fácil”.

Volvés a ver a un montón de personas y decís: “es que si yo fuera eso”, asumiendo que no tenés ninguna de esas cualidades o que tal vez las tenés, pero no contás con la capacidad de verlas. 

Yo realizo un taller que es para construir amor propio donde vienen cientos de mujeres y siempre hemos llegado a la misma conclusión: todas tendemos a compararnos con todas, pero siempre nos enfocamos en lo bonito de las demás y no en lo que yo tengo bonito. 

Al final de las dinámicas de mis talleres queda demostrado como todas tenemos inseguridades y miedos, somos muy parecidas en muchas cosas y no estamos solas. Todo lo que yo siento y pienso, esa vocecita negativa que viene a mi cabeza, las otras chicas también la tienen. ¡Es algo que forma parte de nuestras vidas! 

Lo que pasa es que nosotras creemos que soy “solo yo’. “solo yo”, “solo yo”. Y eso me hace tener complejos y sentirme sola contra el mundo.

Quiero que dejés de compararte con las demás. ¿Por qué? 

  • No es válido, es una competencia injusta. Absolutamente nadie ha vivido lo que vos has vivido, nadie ha estado en tus zapatos, nadie ha llevado la maleta que llevás vos, no ha cargado tus tristezas, tu soledad, tu corazón roto, NADIE. Eso es como comparar una manzana con un elefante, no hay punto de comparación.
  • ¿Qué gano yo haciéndolo? No me trae absolutamente nada bueno. Escogé pensamientos y tomá decisiones que no te lastimen ni te hieran. Amate más. 
  • Si querés compararte con alguien, comparate con vos misma: la versión anterior con la versión nueva.

La versión de antes y la versión que querés construir. Y si querés, ponete un parámetro y decí: “hoy pienso esto y soy esto”. Y empezás a trabajar en tu crecimiento personal y empezás a cuidarte, a chinearte y a entrar en un proceso donde buscás mejora continua. 

Te comparás, pero con la persona que eras determinado día y con la persona que sos ahora.